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La planta principal. Se llamaba "cuarto principal" a la planta de la vivienda que reunía las salas en las que se recibía protocolariamente. Estaba amueblada y decorada con lujo, ya que era el espejo de la posición económica y social de sus propietarios: las estancias se organizaban en "enfiladas", unas a continuación de las otras, de manera que pudieran formar un espacio contínuo que albergara a los numerosos invitados de los bailes o los saraos. La perspectiva. La sucesión lineal de estancias, cuyas puertas se abren en el centro de los muros, las unas frente a las otras, ofrecía a las visitas una perspectiva teatral de la vivienda, gracias a las vidrieras. Las cortinas de ricas y vistosas telas, los papeles pintados de las habitaciones, las lámparas encendidas y las moquetas son bambalinas que conformaban la escenografía. Distribución a la europea. Don Segundo debía de conocer no sólo las últimas tendencias decorativas europeas, sino también las novedades que Francia e Inglaterra habían introducido en la estructura de la casa. Las enfiladas a la francesa no fueron muy comunes en España, donde se restringieron, desde el siglo XVIII, a los palacios. Pero quizás la nota más moderna la dan las innovaciones imitadas de la Inglaterra victoriana: la separación de las salas femeninas de las masculinas y el comedor de mesa extensible para muchos comensales. La planta segunda. Este piso se articula en torno al comedor de diario, que hace también de zona de reunión sin cumplidos y de distribuidor. Da paso a una enfilada compuesta por el despacho de Don Segundo, la sala de música y un gabinete - donde se recibía a los amigos de confianza -, y a dos grupos de dormitorios. La decoración y el mobiliario. Don Segundo empezó a decorar su casa en estilo neoclásico tardío, sin embargo, cambió de opinión a favor de las exuberantes decoraciones historicistas que hacían furor en París, ciudad que había vuelto sus ojos al siglo XVIII y, en especial, al abigarrado y asimétrico estilo rococó. Adoptó sus líneas sinuosas, las ornamentaciones de flores, hojas y rocallas de colores intensos - carmesíes, verdes, azules cobalto, platas, oros -, y no desdeñó reunir en una misma estancia violentos contrastes de tonos y de dibujos.
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