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La enumeración de suntuosidades es inarbacable, pero queremos recordar al menos la calidad, dificilmente superable, del empapelado en los salones destinados a la vida social, y llamar la atención sobre el precioso costurero que nunca se usó y el aura melancólica que tiene consigo, particularmente en su flamante aspecto interior. Porque Doña Victorina, en una última instancia, dijo "no", y a Don Segundo se le caería la esplendorosa casa encima. No consta que hiciera uso de ella y, seguramente, él no alcanzó a estrenar, por ejemplo, las preciosas vajillas inglesas y de Sargadelos, que permanecieron almacenadas en el contenedor familiar del segundo piso. Su heredero, nuestro Fundador, poco debió, él también, de utilizar la primera planta (la destinada a la vida social); se limitó a transformar el recibidor en un despacho contiguo a una habitación que sin exageración cabe calificar de monástica y a un water que, este sí, prestaría sus servicios sencillamente higiénicos. En estos tres espacios vivía Don Paco, haciéndose servir allí mismo sus frugales comidas y recibiendo, siempre a horas tempranas, a los administradores y renteros que, por ejemplo, venidos desde el Órbigo, habrían de iniciar sus viajes antes del amanecer. La vivienda. La vivienda propiamente dicha ocupa los dos pisos superiores, el primero destinado a las estancias públicas, dedicadas a la vida social, y el segundo a las privadas, escenario de la vida familiar. Cuenta con numerosas habitaciones, dedicadas a usos muy precisos, como corresponde a una casa moderna y bien organizada. Higiene y comodidad. Se ha cuidado la higiene y la comodidad. Las numerosas ventanas garantizan la ventilación y la luz, además de procurar una vista soberbia sobre la catedral; para evitar la entrada de los rigurosso fríos leoneses, se protejen con tupidos cortinajes y contraventanas de madera. También son de madera los suelos del piso alto, en tanto que los del bajo, de loseta de barro cocido, se cubren con moquetas: todos los materiales son cálidos y confortables. El problema de la recogida y discreta eliminación de los orines y de los esputos se resolvió multiplicando los contenedores que los criados limpiaban continuamente. En muchas de las esquinas de las habitaciones hay rinconeras cilíndricas que encierran orinales. Estos muebles fueron creados en la Francia del Imperio napoleónico con el nombre de somnos; en origen eran mesillas de noche que se emplazaban junto a la cabecera de la cama. El dueño de esta casa decidió multiplicarlos, no solo por razones de higiene, sino también porque su rotunda forma geométrica resulta muy elegante.
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