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En todo este proceso, la capilla perdió su sentido y sus pertenencias. La imagen del Cristo pasó a la iglesia de San Marcelo y un retablito gótico, al Museo: el Ayuntamiento encargó una nueva lápida que fue colocada para recordar el significado (“Este lugar fue antes casa del centurión Marcelo. Tan gran hombre y sus hijos sufrieron martirio por la fe consiguiendo la victoria. La piedad de los leoneses la consagró a Cristo crucificado”, en traducción libre sobre el original latino que escribiera Peña, un catedrático del Instituto), que es la actualmente conservada. La llegada a la parroquia de San Marcelo de Inocencio Rodríguez (Junio 1939) va a suponer un cambio absoluto para la capilla, que permanecía prácticamente abandonada. Su empeño en darle uso nuevamente y las conversaciones mantenidas con los alcaldes fructifican año y medio después. Recién llegado a la alcaldía Diego Mella, el Ayuntamiento acuerda su restauración que meses después concreta Justo Vega con el acuerdo definitivo: realizar obras por importe de 12.000 Ptas. (Pleno 18 Diciembre 1941). Dichas obras debieron transcurrir con una cierta lentitud, hasta que finalmente el 23 Junio 1944 son bendecidas e inauguradas con un oficio religioso al que asiste toda la Corporación con sus maceros, y durante todo el día la capilla permanecerá abierta para que los leoneses comprueben el resultado final de los trabajos llevados a cabo bajo la dirección del arquitecto municipal Sáinz-Ezquerra, en los cuales la imagen del Cristo de la Victoria ha sido restaurada por Gumersindo Toledo y, a falta de retablo, aparece flanqueada por pinturas representando a san Juan y la Virgen, hechas por Luís Estrada; también se hizo nueva la mesa de altar. La conmemoración de este acto en los años siguientes ha creado la actual tradición: en la mañana de cada 24 Junio, la Corporación acude con sus galas de policía y maceros, autoridades, reina y damas de honor de las fiestas, y banda de música, y escuchan la misa desde los bancos instalados en la misma calle; la capilla, adornada exteriormente, permanecerá abierta todo el día, como también lo estará en octubre, al conmemorarse la festividad de san Marcelo. Si tras la reapertura se encargaron de su cuidado Máximo Gómez Barthe y Cándido Alonso, lo han seguido haciendo como regidores los titulares de los comercios próximos, incluso aportando dineros para restaurar la imagen cuando fue necesario. Y siendo el capellán municipal el actual párroco de San Marcelo, el alcalde Amilivia obsequió a Telmo Díez Villarroel con el emblema de la ciudad en oro al término de la misa de San Juan de 2002 con motivo de su jubilación. (Fuente: Políticas Ceremoniales de León Siglo XXI).
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